Narrativo Hace diez años que Tran To Nga presentó una denuncia contra las multinacionales que suministraron al ejército estadounidense este defoliante liberado en masa durante la guerra de Vietnam, envenenando la tierra, el agua y a los hombres. Hasta ahora en vano.
La historia lo ha demostrado a lo largo de los siglos: las víctimas de masacres o crímenes de guerra no tienen todas el mismo peso ante los tribunales. En cuestiones de justicia internacional, la equidad no existe. Es como si la desgracia de unos valiera más que la de otros. De ahí el escándalo del Agente Naranja. Entre 1961 y 1971, durante la guerra de Vietnam, el ejército estadounidense liberó 80 millones de litros de sustancias químicas, incluidas dioxinas. Envenenando la tierra y el agua, aún hoy, provocando enfermedades y malformaciones en varias generaciones de niños, nacidos con graves discapacidades. Más de sesenta años después de la primera fumigación, las víctimas vietnamitas siguen exigiendo compensación. En vano.
Tran To Nga fue un luchador de la resistencia y periodista en el maquis vietnamita. Como tantos otros (el número de víctimas se estima en 3 millones), ella misma fue contaminada por el agente naranja. Perdió a una hija pequeña justo después de quedar expuesta. Ahora padece varias patologías, causadas por niveles aún muy elevados de dioxinas en su sangre. Hay vidas de lucha. La de Tran To Nga, contada en el…
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