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La UE, que debería unirse para afrontar los vientos en contra que vendrán desde Washington con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, todavía no puede hablar con una sola voz sobre temas como la guerra y la paz en sus fronteras. En este contexto, la estonia Kaja Kallas se prepara para suceder al español Josep Borrell al frente de la diplomacia europea.
«Europa, ¿qué número de teléfono?» » Esta ocurrencia atribuida a Henry Kissinger en 1970 es una de las frases más emblemáticas de la arrogancia estadounidense o, según se mire, de la debilidad europea. Está claro que, aunque muchas cosas han cambiado en medio siglo, conserva un elemento de cruel realidad. El Viejo Continente todavía no puede hablar con una sola voz sobre los temas que determinan su futuro, empezando por la guerra y la paz en sus fronteras. Y la elección de Donald Trump es tanto más preocupante para los europeos cuanto que el presidente electo americano ni siquiera quiere llamarles por teléfono, salvo quizá a su amigo Viktor Orbán.
Desde la época del dardo de Kissinger, Europa ciertamente ha recorrido un largo camino hacia su integración y ampliación; en particular con la creación en 2009, gracias al Tratado de Lisboa, de un puesto de Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Fue él o ella quien encarnaría el “número de teléfono” de Europa, la voz de un continente que aspira a convertirse en uno de los polos del mundo…
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