El anuncio es sorprender: Shein, gigante de la moda ultra rápida, se establece en Francia con la apertura de seis tiendas permanentes, incluida una en el BHV Marais en París. Presentado como un “Estreno mundial” y un “Renovación” Para nuestros centros de la ciudad, esta llegada suena sobre todo como la culminación de un modelo de moda ultra rápida que siempre alimenta la crisis climática y las desigualdades globales.
Shein no es una excepción en esta industria, hay muchas otras marcas de moda ultra rápida (como la moda Nova, por ejemplo), que son las ilustraciones más evidentes de un modelo industrial que se ha convertido en la norma: la de una moda rápida desenfrenada, responsable de un desastre ecológico, social y económico en una escala planetaria. Detrás de las ventanas brillantes y las promesas de la revitalización urbana, ¿qué se esconde realmente esto? Nada más que un agravamiento de excesos ya documentados: sobreproducción frenética, explotación de trabajadores y una huella de carbono explotada por prácticas extremadamente contaminantes.
Detrás de la narración, las figuras abrumadoras
A pesar de una comunicación bien establecida, no hay nada que se resista al examen de los hechos. Hasta 10,000 nuevos modelos publicados en línea todos los días; 5,000 toneladas de ropa enviadas diariamente, suficiente para vestir a toda la población francesa en solo tres días. ¿Y para transportar esta avalancha de productos desechables? Un recurso masivo a la carga aérea, responsable de una explosión de las emisiones de Co₂ en el sector.
La moda rápida ya había impuesto un ritmo frenético con sus 52 microsaisons anuales. Shein y sus competidores han cruzado un curso adicional con sus 10,000 modelos por día, ropa producida en la cadena, de muy baja calidad, con estilos de vida más cortos, destinados a terminar en el bote de basura, porque es difícil reciclar debido a la presencia de poliéster en particular y no vendido en las tiendas de segunda mano. De hecho, estas tiendas están abrumadas por donaciones de baja calidad, un fenómeno también amplificado por la aparición de plataformas privadas de reventa en línea.
Además, en 2023, la industria de la moda generó entre 2.5 y 5 mil millones en artículos excedentes, mientras que en todo el mundo, el equivalente a un camión de basura lleno de textiles se creman o enterra cada segundo. Y detrás de estas vertiginosas cifras, también hay un sistema operativo sistemático de trabajadores, pagado por 63 dólares por mes, muy por debajo del salario vital en Bangladesh, por ejemplo, durante días de doce a dieciocho horas, sin contrato o protección social.
La renovación real sería la sobriedad: producir menos, consumir menos, compartir mejor
Detrás de estas aperturas de las tiendas, la industria de la moda en realidad continúa vendiéndonos un modelo roto. Un modelo donde el 63 % de las marcas ya han abandonado sus compromisos climáticos para 2030. Sin embargo, hay otro camino. Una forma en que la moda ya no se mide por consumo excesivo y sobreproducción, sino a la de la justicia social y ambiental.
Menos productos, primero. Tantos modelos nuevos por día, no es innovación, es desechos organizados. Es hora de que las empresas asumen completamente sus responsabilidades ambientales y sociales.
Menos consumir, entonces. Hoy, la moda efímera nos empuja a comprar siempre más, siempre más rápido, siempre más barato. Es hora de favorecer la calidad a la cantidad, comprar usado, reparar en lugar de tirar y promover la sostenibilidad. Especialmente en un contexto en el que sabemos que el 70 % de los franceses quieren consumir más de segunda mano.
Mejor compartir, finalmente. La moda circular no es una opción, es una necesidad. Apoye a los sectores locales, desarrolle el uso, generalice la reparación: aquí están los pilares de una industria de la moda responsable. La adopción de modelos económicos circulares, como los ofrecidos por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), podría generar $ 700 mil millones en valor agregado para 2030.
Para garantizar una transición justa y duradera para todos, es esencial establecer políticas centradas en reducir la demanda de energía y recursos globales, promover la sobriedad y la lucha contra la desigualdad. La moda usada no es una alternativa marginal, es una solución concreta que requiere medios para reducir nuestra huella ecológica y social
La renovación no está abriendo nuevas tiendas de moda rápida y de moda ultra rápida. Es elegir la sobriedad en lugar de los desechos, la sostenibilidad en lugar de la obsolescencia y la justicia social en lugar de la explotación. Es para negarse a respaldar un sistema que destruye el planeta y la vida humana. Esta renovación es lo que lleva Oxfam Francia. ¡Porque la moda del mañana debe ser sostenible y responsable!
Este artículo es un foro, escrito por un autor fuera del periódico y cuyo punto de vista no involucra al personal editorial.