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Asociaciones ecologistas, solidarias, sanitarias y de consumidores, hacemos sonar la alarma sobre un presupuesto para 2025 en materia de movilidad que corre el riesgo de pesar sobre los hogares y las comunidades.
Este artículo es una columna, escrita por un autor ajeno al periódico y cuyo punto de vista no compromete a la redacción.
En un contexto de restricciones presupuestarias, el Gobierno está recortando todos los esfuerzos realizados desde hace varios años por el conjunto de la sociedad en materia de movilidad, en detrimento de la accesibilidad, la salud y el medio ambiente.
De hecho, los recortes totales realizados por el gobierno en el proyecto de ley de finanzas van en contra de una política de transición coherente y comprensible tanto para los ciudadanos como para los actores económicos. La búsqueda a tientas del más mínimo euro mal defendido para reponer las arcas estatales es una estrategia contraproducente y peligrosa.
Reducir a la mitad las ayudas a la electrificación de vehículos (de 1.500 millones a 700 millones), recortar los créditos para bicicletas (de 250 millones a 0 euros) y los créditos ferroviarios (reducción del presupuesto AFIT de 3.500 millones a 2.700 millones de euros y se prevén inversiones para la regeneración de la red). en gran medida insuficiente*) al tiempo que reduce la ayuda a las comunidades, corta las piernas a los principales actores de la transición social y medioambiental. Supone, sobre todo, abandonar a quienes hoy no tienen un modo de desplazarse o una alternativa al coche térmico para ir a trabajar, acudir a una cita médica, a una entrevista de trabajo o simplemente tener acceso a actividades de ocio. Sin embargo, 15 millones de franceses se encuentran hoy en situación de inseguridad de movilidad.
El contexto presupuestario impone necesariamente concesiones. Pero esto no se puede hacer a expensas de los hogares y las comunidades. Al contrario, deben involucrar a quienes tienen los medios.
Y esto es tanto más cierto cuanto que existen posibilidades de financiación justas con el refuerzo de la fiscalidad en el sector aéreo y la penalización del peso de los automóviles, que sólo afectan a los hogares más ricos o a las grandes empresas y a sus directivos (función de los vehículos, viajes de negocios). Estas soluciones representan varios miles de millones de ingresos adicionales para el Estado y permiten financiar la transición.
Así, el Parlamento debe desempeñar su papel proponiendo reforzar estos ingresos (aéreo, multas a los automóviles) y mantener la dotación de ayudas para 2024 para la electrificación del automóvil, restablecer los créditos prometidos en el Plan Ciclismo, concretar la nueva situación ferroviaria y rearmar a las comunidades, la principales financistas de la transición ecológica.
La eficiencia presupuestaria debe rimar con la eficiencia social y ambiental. De lo contrario, mañana perderemos mucho más de lo que creemos haber ahorrado hoy.
◗ * Para respetar el calendario previsto por Elisabeth Borne en el Plan Futuro de Transportes, el PLF 2025 debería suponer una inversión adicional de al menos 750 millones de euros, frente a los 258 millones actuales.
Firmantes
Morgane Creach, directora general de la Red de Acción Climática
Véronique Andrieux, directora general de WWF Francia
Marie-Amandine Stévenin, presidenta de UFC-Que Choisir
Céline Scornavacca, copresidenta de la FUB
Denis Charpin, presidente de la Asociación para la Prevención de la Contaminación Atmosférica
Alexis Monteil-Gutel, codirector de la red Cler
Florence Gilbert, directora general de Wimoov
Diane Strauss, directora de T&E Francia
Tony Renucci, director de Respira
Antoine Gatet, presidente de Francia Naturaleza Medio Ambiente
Dr. Pierre Souvet, Asociación Salud Medio Ambiente Francia
Thomas Chevillard, presidente de Mob’in Francia
Stéphanie Clément-Grandcourt, directora general de la Fundación Naturaleza y Hombre
Didier Duriez, presidente del Secours Catholique
Bernard Soulages, secretario general de Climate Chance