“Es hora de reaccionar ante este aberrante impasse de injusticia ecológica”

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En esta columna de «Le TV BUS Canal de comunicación urbana», el eurodiputado del PS Christophe Clergeau se muestra preocupado por las opciones presupuestarias y el desmoronamiento del «pacto verde».

Este artículo es una columna, escrita por un autor ajeno al periódico y cuyo punto de vista no compromete a la redacción.

Para tener éxito en la transición ecológica sin desgarrar a la sociedad, necesitamos un compromiso masivo de inversión junto con poderosas políticas de solidaridad. Durante las elecciones europeas, los votantes expresaron una fuerte expectativa de protección y formularon una pregunta simple: ¿cuál será mi lugar en la sociedad del “pacto verde”, podré comprar un vehículo eléctrico, renovar mi casa, acceder a un precio asequible? ¿A la energía, al agua, a los alimentos?

En Francia como en Europa, en lugar de responder a esta pregunta, se vislumbra el regreso de la austeridad, la disminución de la intervención pública y el abandono de los más modestos.

En uno de los efectos de moda del que Europa tiene el secreto, sólo hablamos de competitividad en Bruselas. La cohesión y solidaridad que reinaron durante el Covid-19 casi se han evaporado. La perspectiva de un presupuesto amistoso se está desvaneciendo bajo la presión de los liberales y el egoísmo de los Estados. La cartera encargada de empleo y asuntos sociales dentro de la futura Comisión se ha convertido en eso “Personas, habilidades y preparación”. Nada puede sugerir que se reforzarán las herramientas de apoyo a los más modestos (el Fondo Social para el Clima y el Fondo de Transición Justa).

En el proyecto de presupuesto francés para 2025, las políticas que apoyan la transición son masacradas. MaPrimRenov’, que financia la renovación energética de viviendas sociales, se reduce en un 45%. Los créditos Ademe se reducen en un 35%, incluido el apoyo a las inversiones de las autoridades locales en redes de calefacción, que, sin embargo, protegen las viviendas sociales contra la inflación energética. Si el gobierno perpetúa el fondo verde, lo pone no obstante a dieta: de los 2.500 millones de euros previstos para 2024, a sólo 1.100 millones.

En cuanto a los particulares, que ya están secos, pagarán 3.000 millones de impuestos adicionales por la electricidad. En el Ministerio de Agricultura, los recursos dedicados a apoyar a los agricultores en sus prácticas agroecológicas están experimentando un descenso final con una disminución de casi 60% de la ayuda.

Estas opciones políticas sólo pueden tener dos resultados.

El primero es el fracaso del “acuerdo verde” o el cuestionamiento de sus objetivos por falta de inversión y apoyo. El “desmoronamiento” del “pacto verde” comenzó con la agricultura la primavera pasada y continúa con el cuestionamiento de la ley sobre deforestación. El costo ecológico y social será considerable, siendo los más pobres los más expuestos al cambio climático. El segundo resultado es una ira social como la que experimentamos con los “chalecos amarillos”. Mantener los objetivos del “acuerdo verde” sin justicia social aumentará las desigualdades, alimentará el sentimiento de quedarse atrás y, en última instancia, conducirá a una explosión social y luego al fin del “acuerdo verde”.

Es hora de reaccionar ante este aberrante callejón sin salida de injusticia ecológica. Renunciar a la ecología significa aceptar sufrir los estragos del cambio climático, liderar el “pacto verde” sin justicia social es arrojar a los europeos en brazos de la extrema derecha. La derecha y los liberales, en el poder en París como en Bruselas, tienen y tendrán una gran responsabilidad.

EXPRESO ORGÁNICO

eurodiputado, Christophe Clergeau Es secretario nacional para Europa del Partido Socialista, vicepresidente del grupo S&D en el Parlamento Europeo, miembro de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria.