Video El jefe de Vox, el partido de extrema derecha español, acogió con satisfacción el texto de la ley de inmigración adoptado el martes y pidió al jefe del Gobierno español, Pedro Sànchez, que se inspire en él.
Emmanuel Macron apodado por… la extrema derecha española. El líder de la extrema derecha española, Santiago Abascal, invitó el miércoles 20 de diciembre al presidente del Gobierno socialista, Pedro Sánchez, a “imitar a (su) amigo (Emmanuel) Macron” sobre inmigración, tras la adopción en Francia de una ley que endurece las condiciones de acogida de los extranjeros.
“Ayer en Francia se aprobó una ley de inmigración verdaderamente restrictiva”proporcionando en particular “la creación de un delito de residencia ilegal” Y “El fin de la asistencia social a la inmigración”declaró el líder del partido de extrema derecha Vox durante un debate en el Parlamento.
“Podrías imitar a tu amigo Macron”continuó desde el estrado hasta la dirección de Pedro Sánchez, sentado a pocos metros de él, asegurando -en una irónica referencia a sí mismo- que el presidente francés “Ahora parece Abascal”.
Esta ley sobre inmigración, adoptada el martes por la noche por el Parlamento francés, restringe en particular el pago de prestaciones sociales a los extranjeros, establece cuotas de migración, cuestiona la automaticidad del derecho territorial y restablece un “delito de residencia ilegal”.
Consagración de la “prioridad nacional”
En el origen de una viva controversia y de una crisis política en el seno de la mayoría presidencial, este texto fue votado por la Agrupación Nacional, el partido de extrema derecha de Marine Le Pen, que lo vio como una consagración de “la prioridad nacional” que él defiende.
Un análisis compartido por Vox, partido antiinmigración acusado por sus detractores de sentir nostalgia por la dictadura de Franco (1939-1975).
“Podrías aprender de algunos de los que dicen ser tus amigos”concluyó Santiago Abascal a Pedro Sánchez, que evitó su mirada y no respondió.
El texto votado por los diputados y senadores franceses pretendía originalmente ser un indicador de «al mismo tiempo» querido por Emmanuel Macron, con, por un lado, un componente represivo sobre la expulsión de extranjeros en situación ilegal y, por el otro, la promesa de regularizar a ciertos trabajadores con profesiones en tensión.
Pero debido a la falta de mayoría absoluta en la asamblea, esta ley se endureció considerablemente para asegurar los votos de los diputados de derecha.