Comienza la COP29 en Bakú, entre el próximo enfrentamiento sobre la financiación climática y la sombra de Donald Trump

La 29ª conferencia de la ONU sobre el clima se inauguró este lunes 11 de noviembre en Bajou, Azerbaiyán, con el principal desafío de encontrar un compromiso sobre los montos de ayuda financiera para los países más pobres y vulnerables al cambio climático.

“Es hora de demostrar que la cooperación global no está estancada. Ella está a la altura del momento”lanzó el jefe de la ONU sobre el Clima, Simon Stiell, en la inauguración de la enorme conferencia en Bakú, a orillas del Mar Caspio, sin mencionar nunca al país cuyo nombre está aquí en boca de todos: Estados Unidos.

La conferencia fue inaugurada por Sultan Al Jaber, presidente de la COP anterior, quien cederá oficialmente el poder a Azerbaiyán. La COP29 se celebra seis días después de la reelección de Donald Trump, primera potencia mundial y segundo emisor de gases de efecto invernadero. Esta vez, el mundo sabe qué esperar: los países no tienen dudas de que Trump sacará a Estados Unidos del emblemático acuerdo de París y que tendrán que avanzar sin el gobierno estadounidense.

“El problema es compartido y no se solucionará solo, sin cooperación internacional”advirtió el emisario de la pequeña isla del Pacífico Vanuatu, Ralph Regenvanu, prometiendo suplicar “el próximo presidente de uno de los mayores contaminadores del mundo”.

Bastará una sola firma para que Donald Trump, cuando entre en la Casa Blanca el 20 de enero, se una a Irán, Yemen y Libia fuera del texto adoptado por los países de todo el mundo en 2015. Este acuerdo es el motor que ha permitido Según los cálculos, revertir la trayectoria del calentamiento global de los últimos diez años a alrededor de 3°C o menos para 2100.

Grandes ausencias

Desde el pasado martes, los europeos han jurado que redoblarán sus esfuerzos para compensar la retirada estadounidense, pero pocos irán a Bakú. Ni Emmanuel Macron ni Olaf Scholz participarán en la cumbre de un centenar de líderes del martes y miércoles. “Todo el mundo sabe que estas negociaciones no serán sencillas”afirmó la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock.

Tampoco está presente el brasileño Lula, anfitrión de la COP30 el próximo año. El colombiano Gustavo Petro canceló por las inundaciones en su país, y el primer ministro holandés tras la violencia contra ciudadanos israelíes en Ámsterdam. Pero los talibanes enviaron una delegación.

Según ONU Clima, alrededor de 51.000 participantes están acreditados, menos que en la extravagante COP28 en Dubai el año pasado. Muchas ONG critican también la celebración de la conferencia en un país que celebra el petróleo y donde las autoridades están persiguiendo y arrestando a varios activistas medioambientales.

El Acuerdo de París compromete al mundo a limitar el calentamiento a 2°C y continuar los esfuerzos para contenerlo a 1,5°C, en comparación con finales del siglo XIX. El año 2024, torrencial para muchos países, se situará casi con toda seguridad en este nivel. Si esto continúa a largo plazo, se consideraría alcanzado el límite climático.

El ugandés Adonia Ayebare, presidente de un bloque negociador llamado G77+China, que reúne a países en desarrollo, advierte que las negociaciones de dos semanas serán difíciles sobre el tema principal de esta COP: ¿cuántos miles de millones en ayuda estarán dispuestos a recibir los países ricos? ¿involucrado? “Cuando hablamos de dinero, cada uno se muestra en su verdadera cara”confía el diplomático a la AFP.

Conflicto financiero a la vista

Hace 15 años, durante el fiasco de la COP de Copenhague, los países desarrollados salvaron el día prometiendo 100 mil millones de dólares en ayuda anual para 2020 para los países en desarrollo. Este dinero, en su gran mayoría préstamos, permite construir plantas de energía solar, mejorar el riego, construir diques o ayudar a los agricultores a afrontar las sequías.

Ha llegado el momento de aumentar esta ayuda Norte-Sur, pero ¿en cuánto? “Pon dinero sobre la mesa para demostrar tu liderazgo”afirmó a la AFP, dirigiéndose en particular a los europeos, el negociador de los 45 países menos desarrollados, Evans Njewa, de Malawi.

Pero el ambiente en los países ricos es de austeridad (en Europa) o de desconexión internacional (en Estados Unidos). Muchos piden que China y los países del Golfo contribuyan más. A lo que el negociador chino respondió que no se trataba de “renegociar” Textos de la ONU, que estipulan claramente que sólo los países desarrollados, según una antigua definición de la ONU, tienen la obligación de pagar.

Sensible a las reticencias de los occidentales, el jefe de la ONU sobre el Clima, Simon Stiell, subraya que les conviene pagar más para salvar el clima: “Ninguna economía, ni siquiera las del G20, sobrevivirá al calentamiento global desenfrenado, y ningún hogar escapará a la grave inflación que resultará”. Pero sólo cuatro líderes del G20 habían confirmado su presencia en Bakú el domingo por la tarde (Reino Unido, Italia, Turquía, Arabia Saudita).