“Un nuevo paso en la reconfiguración de la realidad”


“Mejorar las condiciones de vida humana en los últimos dos siglos es un éxito que merece ser celebrado. Sin embargo, se nos dice, incansablemente, que los sistemas de energía detrás de estos progresos ahora constituyen una amenaza existencial. Desde esta perspectiva, los combustibles fósiles deben abandonarse rápidamente, bajo la penalización de provocar un desastre planetario. Tal declaración requiere ser examinada más de cerca. El prefacio del informe titulado “Una revisión crítica de los impactos de la emisión de gases de efecto invernadero en el clima estadounidense”, escrito por el Secretario de Estado Chris Wright, anuncia el color: es una cuestión de volver al vínculo entre los combustibles fósiles y el cambio climático, que sería exagerado y perjudicaría injustamente la reputación de la primera. Es a su solicitud que los autores, John Christy, Judith Curry, Steven Koonin, Ross McKitrick y Roy Spencer, todos conocidos por sus posiciones climatescépticas, se movilizaran para no producir nuevos datos, sino para reinterpretar selectivamente la literatura científica existente.



No nos sorprenderá, por ejemplo, encontrar en este informe una revaluación del dióxido de carbono, presentado como beneficioso para la vegetación (es una cuestión de su contribución a “Global Greening”según la relación mucho más segura que su contribución a calentamiento global), así como la productividad agrícola. Los impactos sistémicos del CO₂ se dejan de lado, contradicen o fuertemente matizados. Among the panel of climatosceptic arguments deployed by the report, there is also the questioning of the reliability of climate models, accused of overestimating the sensitivity of the climate to the CO₂, or the minimization of the trends observed in terms of extreme climatic events (no tangible increase in hurricanes, floods or droughts would be observed in the United States, despite the abundance of empirical studies in empirical studies atestiguando …). Pero el tema más sorprendente de este informe es, sin duda, el siguiente: el grupo de expertos intergubernamentales en evolución climática (IPCC) habría subestimado el papel desempeñado por el sol en el cambio climático. Muy extendido en los círculos climatoscéticos, la asignación del cambio climático a las variaciones en la actividad solar es refutada, de manera completamente consensuada, por la comunidad científica.



Una selección partidista de publicaciones académicas


La revisión de la literatura realizada para la escritura de este informe se basa precisamente en una selección partidista de publicaciones académicas. Se trata de enfatizar los pocos documentos que impugnan el consenso establecido y de refutar la mayoría extrema de las producciones científicas en el pretexto de que estarían sesgados ideológicamente. En otras palabras, insistir en las indeterminaciones en detrimento de los hechos consensuales, introducir debates marginales como si fueran controversias centrales y derrotar a las ciencias, una estrategia bien identificada en el trabajo dedicado al climatiscismo organizado. Lejos de contribuir a la deliberación científica, los autores buscan sobre todo para realizar dudas, para hacer que la incertidumbre – Incertidumbre de fabricación – suficiente para paralizar la acción pública.



La duda no solo se sembra en los mecanismos físicos y sociales que conducen al cambio climático, sino también a la efectividad de las políticas de atenuación. Los autores argumentan, por ejemplo, que los costos inducidos por una reducción en las emisiones excederían sus ganancias, y también poner en perspectiva los efectos de las políticas específicamente estadounidenses, creyendo que tendrían un impacto “Indetectable” en el clima general. Una postura aún más problemática como el informe, difundido como documento oficial del DOE, se beneficia de la legitimidad institucional que probablemente influya en los arbitrajes políticos, en asuntos de regulación ambiental, combustibles fósiles o subsidios de posicionamiento con respecto a los acuerdos internacionales.



Este documento político, vestido con científicos falaces, refleja un esfuerzo concertado para reconfigurar el conocimiento climático para que sean compatibles con las industrias fósiles y la autoesuficiencia energética promovida por la administración Trump. Es una pregunta, en el prefacio del informe, de recordar que el cambio climático “No es la mayor amenaza a la que se enfrenta la humanidad. Esta distinción llega a la pobreza de energía global”. Y Christopher Wright para celebrar el Adviento, para los Estados Unidos, de un “Nueva era de liderazgo energético”. Basado en el contexto de un desmantelamiento de las instituciones científicas estadounidenses, este informe marca el cruce de una nueva etapa en la reconfiguración de la realidad por el poder establecido.


Expreso orgánico


Marine de Guglielmo Weber es un médico en ciencias de la información y comunicación (Universidad de París 8) e investigador ambiental, energía y materias primas estratégicas en IRSEM. Su trabajo, ubicado en estudios de ciencia y tecnología, se centra principalmente en las prácticas y técnicas para modificar el clima y el clima.

Este artículo es un foro, escrito por un autor fuera del periódico y cuyo punto de vista no involucra al personal editorial.