«Francia debe actuar contra sus empresas que evitan las sanciones contra Rusia»

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Al mantener sus intercambios con Rusia, las sociedades socavan los esfuerzos internacionales destinados a aislar el régimen de Vladimir Putin. Algunos, que son reales «patrocinadores de guerra», favorecen sus ganancias en detrimento de la solidaridad europea.

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Los meses pasan y las revelaciones se acumulan, revelando una lista oscura de empresas europeas, muchas de ellas son francesas, involucradas en maniobras más o menos legales para continuar comerciando con Moscú. Sin embargo, en tiempos de guerra, la responsabilidad social corporativa va más allá del cumplimiento legal y los esfuerzos caritativos, y requiere decisiones éticas claras y un mayor deber de vigilancia.


Como recordó la economista Elina Ribakoa, investigadora del Instituto Peterson en Washington, la efectividad de las sanciones se basa en una aplicación rigurosa y concertada entre los Estados miembros de la UE. «Cualquier defecto en la ejecución de estas medidas reduce el impacto económico en Rusia y debilita la credibilidad de la respuesta internacional»ella subraya. Los esguinces del sector privado como marco de sanciones debilitan la UE en su credibilidad y alimentan las ambiciones del Kremlin, extendiendo así un conflicto cuyos efectos exceden en gran medida las fronteras ucranianas.


Legal, negligencia y subterfugios


En un artículo del 13 de enero, el «Financial Times» revela que en Brest, el astillero Damen ha reparado los lniers rusos, barcos esenciales para transportar gas desde el Ártico, que están directamente involucrados en el suministro de energía de Rusia. Aunque estas reparaciones aún no están cubiertas por sanciones europeas, plantean la cuestión de la responsabilidad comercial en un contexto en el que cada elección comercial puede tener importantes implicaciones geopolíticas.


Es este mismo cebo de ganancia que empuja a marcas como Leroy Merlín o Auchan a permanecer en Rusia en 2025, con respectivas contribuciones fiscales de más de 167 millones de euros y casi 410 millones de euros, según un informe de B4ukraine, una coalición de civiles internacionales Organizaciones de la sociedad. Una realidad que es difícil de conciliar con los principios de solidaridad que muestran la Unión Europea.



Otras multinacionales van aún más lejos al ocultar sus actividades. Por lo tanto, LVMH, que había suspendido la venta de sus productos Moët Hennessy en Rusia en marzo de 2022, continúa exportando sus Champagnes a través de redes paralelas, en particular utilizando su subsidiaria estadounidense dedicada a los impuestos. Esta estrategia cuestiona la transparencia y los compromisos éticos del grupo, especialmente desde que había anunciado su apoyo a Ucrania mediante una donación de 5 millones de euros a la Cruz Roja.


Aún más alarmante, algunas compañías llegan a ir directamente a las sanciones. El caso de Nicomatic, revelado en mayo de 2024, es emblemático: los componentes producidos por esta compañía se han encontrado en equipos militares rusos, especialmente en drones Orlan-10 utilizados contra objetivos en Ucrania. Si estas entregas son a veces el fruto de negligencia o la complejidad de las cadenas de suministro, también reflejan prácticas deliberadas que involucran subsidiarias o distribuidores de terceros.


En un libro publicado en octubre, las revelaciones también involucran vehículos pesados ​​como azafrán y tales, señalando fallas sistémicas en el control de exportaciones.


Factor esencial en el equilibrio de potencia


El 24 de febrero marcará el tercer aniversario de la invasión de Ucrania. Con la probable desconexión estadounidense bajo Trump, Europa alcanza un punto de inflexión crucial. Ucrania tendrá que preservar un equilibrio de poder respaldado por la máxima presión económica sobre Rusia, si quiere poder abordar cualquier negociación de paz en un equilibrio de poder que no sea demasiado desfavorable para él.



Francia ahora debe fortalecer su apoyo a Kiev, imponer mayores controles a las exportaciones sensibles e impulsar a sus empresas a desinvertir al mercado ruso para no apoyar el esfuerzo de guerra. Su responsabilidad va más allá de los problemas comerciales: es el futuro de la seguridad europea lo que se desarrolla.